martes, 27 de marzo de 2012

Totalidad de la entrega


En esta ocasión continuando con el tema de la experiencia amorosa, del S.J. Eduardo López Azpitarte, abordamos la cuestión de la totalidad de la entrega, donde se plantea los elementos necesarios para ir creciendo en la entrega que vamos haciendo en nuestros diversos procesos de la relación.

            De igual modo, su respuesta exige una entrega total. La donación de aquello que tengo sería demasiado insignificante si no simbolizara la entrega de algo mucho más profundo. Si para querer a los demás bastara desprenderse de ciertas cosas, pero reservándose el corazón, el cariño se transformaría en una máscara farisaica, en un gesto de disimulo. Cuando san Pablo dice que cualquier acción, por extraordinaria que fuese -mover los montes, repartir la hacienda a los pobres o disfrutar de algún carisma-, no sirve para nada sin amor o es como una campana ruidosa o unos platillos estridentes (1 Cor 13,1- 3 ), no afirma sólo una verdad religiosa, sino que subraya un presupuesto humano anterior: la exigencia de una interioridad para valorar los gestos y expresiones externas. La lucha contra este vacío en el culto litúrgico y en la praxis moral ha sido constante en la revelación, pues la vida religiosa y ética, sin la entrega interior, es un puro formulismo mentiroso y un engaño tan sutil, que deja incluso la satisfacción de una
conciencia tranquila.

            Igualmente en el amor. Si porque se ha dado algo pudiéramos quedar tranquilos,  como tantas veces sucede, es por no haber comprendido todavía que el único regalo significativo tiene que nacer del corazón, que se abre y se despliega en las múltiples pequeñeces de los gestos diarios. Amar es la comunión de dos personas que mutuamente se han ofrecido como regalo su yo más íntimo y profundo. De aquí se siguen algunas consecuencias importantes.

            La primera sin duda es la totalidad de la entrega. Todo !o que se tiene es posible repartirlo entre varios por tratarse de valores divisibles. El dinero, el tiempo, la atención o cualquier otra cosa se pueden distribuir de tal manera que sea posible reservar una parte para las propias necesidades o para las de otros individuos. Jugamos con cantidades que exigen una división para su reparto. Es más, la entrega de algo puede encubrir la negación del don personal. Pero cuando se ofrenda a través de un gesto amoroso el yo único e irrepetible, no hay más remedio que entregarlo en su totalidad. Poner límites es un síntoma de que sólo se entrega  a aquello que se tiene, la que se puede regalar sin necesidad de donarse. Dicho con otras palabras, la dinámica del amor es totalizante. Quien guarda una zona acotada, que no está dispuesto a ofrecer nunca, es porque nunca llegó a querer de verdad. La reserva es un límite fronterizo que el amor jamás construye. Rico no es, por tanto, el que tiene mucho, sino el que está capacitado para donarse. De ahí que la pobreza, a veces, de pueblos y familias los capacite para una generosidad y altruismo mayor, pues como no tienen nada que ofrecer, sólo cabe la propia entrega.


         
        Habría que sospechar, no obstante, de ciertos altruismos aparentes que no permiten ser sujetos pasivos de un favor por parte de los demás, como si fuera un gesto indigno y egoísta que se opone a esta actitud anteriormente descrita. No hay que olvidar, sin embargo, que aceptar el don ofrecido por los otros es una de las formas más bellas y profundas de vivir la oblatividad. El que da se encuentra siempre situado en un nivel superior, pues posee algo de lo que los demás no gozan. Mientras que el que recibe, por el contrario, reconoce con ese hecho su indigencia y pobreza. Pero si se abre a ese  regalo que le ofrecen y lo acepta, no es tanto porque lo necesite, sino porque goza con la felicidad del prójimo que siente la alegría de prestar una ayuda o de satisfacer cualquier otra necesidad.


Tu opinion en la Iglesia es una voz que resuena para Gloria de Dios.

1 comentario:

  1. pAra entregarse a dios por amor, dar algo por nuestros padrs o la persona que amamos siempre tiene que nacer del corazon, aunque bien es cierto hay personas que no lo hacen con el corazón y por desgracia lo ven como una obligacion y creo que la mejor manera d etener una entrega total en todos los ambitos cualquiera que fuere debe hacerse con amor y gusto...

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