viernes, 23 de marzo de 2012

La experiencia amorosa: ambigüedades ocultas



             En esta ocasión comenzaré hacer una serie de entradas sobre la experiencia  amorosa en general, este documento corresponde al sacerdote  jesuita Eduardo López Azpitarte,  profesor emérito de Moral y bioética en la Facultad de Teología de Granada. Entres sus obras más importantes se encuentra Sexualidad y matrimonio, hoy; Fundamentación de la ética cristiana; y Moral del amor y de la sexualidad. Con la Universidad Iberoamericana ha publicado, entre otros títulos, Pastoral de la ética cristiana, por ello considero importante el presente articulo, el cual si logramos seguir su lectura atenta puede arrojarnos muy buenas luces para nuestro crecimiento personal.

            Toda experiencia afectiva, y también el amor conyugal, es mucho más intrincada de lo que, a veces, se piensa, ya que encierra otros muchos elementos ocultos, por debajo de los sentimientos que se experimentan. Camuflada bajo capa de amor estamos asistiendo a una serie de atropellos impresionantes y de conductas mentirosas. Y es que una de las asignaturas más difíciles de  aprender y de vivir sigue siendo el arte de amar . La imagen del amor que se dibuja en nuestra sociedad es muchas veces una auténtica caricatura, un producto falsificado de su verdadero rostro.

            En todos los idiomas modernos hacer el amor ha venido a significar desgraciadamente cualquier tipo de relación sexual, como si fuera la única forma de querer a una persona, o el simple hecho de tenerla manifestara la autenticidad del cariño. Vale la pena, por tanto, reflexionar primero sobre lo que significa amar a una persona.

            La mitología griega nos aporta una primera constatación interesante. Los mitos son historias fabulosas, pero que se fundamentan en la misma realidad que pretenden explicar. Aunque los autores antiguos no ofrezcan siempre la misma genealogía, muchos consideran a Eros, el dios del amor, como fruto de la unión de Ares y Afrodita . Su padre es el dios guerrero por excelencia, el símbolo de la fuerza y del poder, capaz de vencer todas las dificultades y destruir a sus enemigos. Revestido de armadura y cubierta su cabeza con un casco, destruye los carros, deshace murallas, supera cualquier desgracia o infortunio. Jamás sentirá miedo frente a ninguna aventura, pues la misma dificultad le hace crecerse y estar dispuesto a la lucha hasta derrotar a quien pretenda ser su adversario. Es el impresionante dios de la guerra, que se hace odioso y rival del propio Zeus. El único punto débil, del que se aprovechan sus competidores, reside en su ímpetu ciego e irracional, como si, en ocasiones, le faltara una dosis de paciencia y reflexión. Antes de esperar un poco para pensar serenamente, ya está preparado para embarcarse en cualquier hazaña.

            Su madre, sin embargo, surge de la espuma del mar, sin fuerza ni consistencia, como las olas que se deshacen en la arena. Lo único que posee es el arte de la conquista y de la seducción. Con su sonrisa calma los vientos y las tempestades, y de esta manera consigue lo que pretende hasta de sus mismos enemigos. No posee firmeza ni estabilidad, pero cuando alguien queda cautivado por su encanto, se vuelve dócil a todas sus insinuaciones. Lo que no puede conseguir por la fuerza lo alcanza por el corazón. Una mirada es suficiente para sentirse prisionero e incapaz de reaccionar.


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1 comentario:

  1. mira que padre articulo, en eso tienes mucha razon muchas personas piensan que el amor solo puede manifestarse y demostrarse con relaciones sexuales y eso no es cierto, yo no digo que no sea parte del amor si lo es es un fruto que se va dando pero a su debido tiempo cuando ambos esten preparados es parte de la etapa del matrimonio y ademas hay mas formas de manifestarse con detalles muestras de amor cariño palabras bonitas

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