viernes, 9 de marzo de 2012

Somos reflejo de otro amor (primera parte)

En esta ocasión compartiré con ustedes un articulo que me encontré en línea y que se me hace interesante, pues creo, que parte de nuestras experiencias proceden de nuestros primeros modelos. Espero que podamos sacar un buen provecho para ir sanando aquellas heridas de nuestra vida.

El gran amor de los Padres
 
Todas las madres y todos los padres aman a sus hijos. Es posible que los hayan abandonado, o que les hayan lastimado, debido a las heridas que ellos mismos tenían, pero en medio de sus heridas trataron de entregarnos el amor más grande y puro que tenían. Nuestros Padres son nuestro primer amor. Nuestros padres son nuestra referencia de amor.

Si no podemos valorar el amor más grande en esta tierra, que es el amor de nuestros padres ¿Cómo vamos a ser capaces de valorar otro tipo de amor más pequeño? Si no somos capaces de reconocer la luz del sol debido a nuestra ceguera ¿cómo podríamos ser capaces de ver la luz de una vela? Quien no puede sentirse amado por sus padres, le será imposible sentir el amor de las demás personas que le aman muchísimo menos.

Aunque nuestros padres no nos hayan dado nada material o no hayan estado con nosotros, ya nos dieron la vida, que en sí misma es una prueba de amor.

Somos la continuación de nuestros padres

Somos la continuación de mitad mamá y mitad papá. Todos nosotros tenemos en nuestra sangre la mitad de mamá y la mitad de papá. Este es un hecho inevitable, es una Gracia de Dios. Aprendiendo a amar a nuestros padres nos aprendemos a amar a nosotros mismos. Así pues, la reconciliación con nuestros padres es la reconciliación con nosotros mismos. Siempre recordamos que aunque nosotros somos la continuación de nuestros padres, nosotros debemos escribir nuestra propia historia, podemos ser diferentes de lo que ellos fueron, pero no como producto del rechazo ni del resentimiento, sino como producto del amor y la aceptación a ellos.

Nuestros padres son nuestro modelo de hombre y mujer

En nuestro inconsciente, sólo existe un modelo de hombre y sólo existe un modelo de mujer. Nuestros Padres constituyen la base de ese modelo, es decir, nuestra madre representa la mayoría de nuestro modelo femenino y nuestro padre es representa la mayoría de nuestro modelo masculino. Las demás mujeres y los demás hombres que conocemos también influyen pero en una forma mucho menos significativa, aunque conscientemente creamos que tuvimos otros modelos.

En nuestra pareja buscamos nuestros modelos
 
La mujer busca en su marido el modelo que tiene de hombre a su vez este modelo se fundamenta en la imagen que ella tiene de su padre. En otras palabras, la mujer busca en su marido el modelo emocional de su padre.

Así mismo, el hombre busca en su esposa el modelo que tiene de mujer, a su vez este modelo se fundamenta en la imagen que él tiene de su madre. En otras palabras, el hombre busca en su esposa el modelo emocional de su madre.

Por ejemplo, si nuestro padre fue ausente y no hemos sanado, si somos hombres tenderemos a ser padres ausentes o padres muy sobreprotectores (lo opuesto con la misma herida). Si somos mujeres buscaremos parejas ausentes o muy controladoras (lo opuesto con la misma herida).

Así mismo, si nuestra madre fue ausente y no hemos sanado, si somos hombres tendremos la tendencia a buscar una esposa ausente o sobreprotectora. Si somos mujeres seremos esposas ausentes o muy controladoras.

De la misma manera si nuestro padre o madre fue violento/a, si no sanamos, tendremos a replicar la violencia en nosotros o buscar una pareja violenta.



Es de notar que no podemos cambiar el hecho de que uno o ambos de nuestros padres hayan sido violentos o ausentes, pero lo que sí podemos cambiar es la interpretación del hecho. Por ejemplo, si sentimos que mamá nos pegaba porque NO nos amaba entonces tendremos un modelo dañado de mujer, pero si sentimos que nos pegaba para educarnos y que aunque era violenta nos amaba, entonces habremos reconstruido nuestro modelo de mujer. Lo mismo pasa con el modelo interior de hombre. En síntesis, logramos reconstruir nuestro modelo de mujer u hombre cuando encontramos el amor de nuestros padres y les amamos.

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